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Falta muy poco para Halloween, pero a veces la noche más temida del año no es solo el 31 de octubre sino aquella en la que salimos de viaje con nuestro vehículo y tenemos un percance que nos pone los pelos de punta.

¿Te ha pasado? Si no es así, aquí te tenemos 3 historias que pueden suceder en la vía por no tener la Revisiòn Técnico Mecánica al día que te podrán dar pesadillas y definitivamente no querrás pasar por eso, así que lee detenidamente y descubre qué puedes hacer para que esto no suceda y solo tengas miedo cuando veas una película de terror.

¿Preparado?

Historias que dan pánico

Las historias a continuación son anécdotas que le ocurrieron a personas reales cuyos nombres verdaderos mantendremos en anonimato: por lo tanto, es bueno que las tomes en serio y tomes las previsiones necesarias ya que no sabes si esto podría ocurrirte a ti en el momento menos pensado.

-Me quedé sin batería

Justo para estas fechas tenía previsto un viaje de trabajo para Medellín y como soy de allá decidí visitar a mi familia y trabajar unos días a distancia.

Como la reunión estaba prevista para un jueves de la semana del 12 de octubre, aproveché el festivo para disfrutar más días y poder compartir con mis papás. Salí el viernes en la noche, después de salir de la oficina que para ese entonces estaba en la 93: ya el día anterior había hecho las maletas y tenía todo en el carro, así que si todo salía como tenía pensado, llegaría la madrugada del sábado, podía descansar un poco y después pasar todo el fin tranquilo y coger un poco de sol.

Había revisado todo: papeles, kit de seguridad, aceite pero no me había fijado en que la Revisión Técnico Mecánica estaba vencida desde hace unos días.Generalmente soy muy atento con ese tipo de cosas, pero esa vez tenía otras preocupaciones y lo pasé por alto.

Terminò mi jornada, me metí en un restaurante cerca de la oficina a cenar y después cogí el carro y a rodar.

Cuando finalmente salí de la ciudad ya eran pasadas las 10 de la noche, había mucho tráfico y estaba un poco cansado. Llegando a la altura de La Dorada noto que en el tablero se enciende la luz de la batería y que las luces comienzan a perder potencia.

Para ese momento ya eran casi las 2 de la madrugada y la verdad no habìan muchos carros en la calle. Por precaución prendí las estacionarias y menos mal estaba a solo unos metros de una estación de gasolina.

Paré en la estación. No había más nadie. Apagué el carro, me bajé y abrí el capó para revisar si los bornes estaban bien, pero no habìa nada fuera de lo común. Cuando traté de encenderlo, no arrancó y me quedé casi en medio de la nada, totalmente solo. Tampoco quería pedir un servicio de grúa a menos que no apareciera alguien que pudiera auxiliarme porque tendría que regresar a Bogotá y se caerían todos mis planes. Generalmente soy un poco obstinado.

Esperé dentro del carro aproximadamente durante más de una hora a que llegara otro vehículo por gasolina o a comprar algo, pero nadie pasó.

En el punto en el que estaba un poco asustado y cansado y ya estaba pensando seriamente en llamar al servicio de grúa, finalmente llegó un vehículo por gasolina. Me acerqué muy cortésmente y le pregunté si tenía cables para cargar batería. Me dijo que sí y me auxilió.

Gracias a eso puede llegar a Medellín pero no a la hora que tenía planeada. Más tarde, cuando estaba un poco más descansado, fui para un mecánico amigo de la familia y me dijo que debía hacerle mantenimiento a la batería y que pronto debía cambiarla.

En conclusión: con una revisión técnico mecánica hubiese descubierto esa falla a tiempo y me hubiese ahorrado el miedo que sentí esa noche. “Camilo Rodríguez, Bogotá”

Lee también: 10 cosas que no sabías sobre la Revisión Técnico Mecánica

-Perdí los frenos

Estaba con mi esposa regresando de nuestra hacienda en La Vega. Era domingo en la tarde- noche porque para ese entonces no me gustaba regresar de día a Bogotá por los trancones y menos en un festivo, cuando todos se estaban regresando.

Como a los niños los habíamos dejado en casa de los abuelos, teníamos que recogerlos el lunes en la mañana y así pasear con ellos, llevarlos a comer y disfrutar un poco en familia.

Durante el fin de semana la camioneta se había portado bien, no había notado nada extraño aunque sí veía que los frenos estaban un poco más largos de lo normal pero nada por lo cual preocuparme. Un grave error que debí atender al instante.

De bajada me doy cuenta que el freno está un poco duro y que cuando lo pisaba la camioneta se iba un poco de lado. No le dije nada a mi esposa para no asustarla pero ya presentía que algo estaba mal. Fui bajando la velocidad poco a poco cambiando de marcha.

Gracias a dios no había tráfico para bajar la montaña y cuando llegamos al pueblo, después de rezarle a todos los santos, por fin paramos y le dije a mi esposa lo que nos estaba sucediendo. Nos estábamos quedando sin frenos un domingo a las 8 de la noche en el pueblo de la Vega.

Por la hora no pudimos resolver nada y ni por error nos iríamos así a Bogotá. Tuvimos que llamar al cuidador que siempre estaba en la casa y tenía su camioneta para que nos bajara a buscar y subiera para poder descansar. Al día siguiente nos levantamos temprano y hablamos con un mecánico conocido que nos hizo el favor de revisarla. Pudimos haber tenido un accidente fatal.

Durante unos minutos tuve mucho miedo de que pasara a mayores y perder completamente el control de la camioneta. No es una experiencia que le deseo a nadie. Ese día me di cuenta de lo importante que es tener la Revisión Técnico Mecánica  al día;  la mía ya estaba vencida desde hace un mes y no me había preocupado por renovarla, además de que pudieron haberme multado. “Juan Carrillo B, Bogotá”

-No prendió más

Tenía el plan de irme a Cartagena con mi novia en carro. Iba a ser la primera vez que haría algo así y estaba muy emocionado por conocer nuevos sitios de mi país que en mi mente ni siquiera existían, pero como iba por tierra, podía hacerlo.

Teníamos nuestra ruta bien planificada, aunque nos dijeron que tuviésemos cuidado en la vía porque no era un conductor experto y tampoco conocía la ruta.

Ambos estábamos de vacaciones, así que salimos de día, como a eso de las 2 de la tarde, porque sabíamos que era un trayecto largo y que en algún punto de la noche tendríamos que parar a descansar, tal como lo habíamos pensado.

Lamentablemente el plan no llegó a suceder jamás, al menos no en ese momento, porque cuando llegamos a la a la 45A buscamos por Google Maps un pequeño restaurancito para comer y después continuar el viaje, pero cuando terminamos la cena y nos montamos en el carro, no prendió más.

Revisé pero no encontré nada, tampoco era en ese entonces un experto en carros (no es que ahora lo sea, pero he aprendido un poco más). Nadie pudo ayudarnos en ese momento y la única solución lógica que encontramos fue llamar al servicio de grúa y devolvernos a casa con las ilusiones totalmente rotas.

No puedo decir que pasé una noche de susto porque todavía era temprano y había mucha gente en la calle, pero sí me aterró la cuenta del taller cuando lo envié a reparar. Se había dañado el alternador. Todo por no haber hecho la Revisión Técnico Mecánica cuando le tocaba.

Tuve que hacerle la reparación y no hacer el recorrido completo que teníamos pensado porque teníamos que reincorporarnos al trabajo.

Esto sucedió aproximadamente hace 5 años… desde entonces no dejo de ir a un Centro de Diagnóstico Automotor cada año.  “Esteban García, Bogotá”

Estas 3 historias pudieron evitarse o al menos prevenirse si todos se hubiesen preocupado por tener al día la Revisión Técnico Mecánica (RTM).

Actualmente en Bogotá, según cifras de Fenalco, casi 60 % de los vehículos evaden este requisito, mientras que en los datos del RUNT vemos que 21 % de los carros no cuentan con la RTM.

Si tú tampoco tienes este requisito al día o ya está próximo a vencerse, tráelo a AutoMás y déjalo en nuestras manos.

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